
Jessica era todo una fan de las chicas picantes.
La niña tenía su entrada para acudir al concierto que el grupo estaría dando en su ciudad ese mes. Pero no pudo ir. El motivo, las treinta puñaladas que recibió de camino a casa una noche y que la dejaron en coma.
Por ello, uno de los familiares de Jessica se puso en contacto con Geri Halliwell para pedirle que fuera al hospital y la spice accedió sin problemas.
Mentras que Geri cantaba una de las líneas de una de las canciones de las Spice, Jessica comenzó a mover los brazos y las piernas ante la mirada de estupefacción de su madre.
Al día siguiente de lo ocurrido Jessica abrió los ojos por primera vez, tras seis días en coma, y sin recordar lo ocurrido, afirmando que no podía creer que uno de sus ídolos hubiera ido a visitarla.